Esta forma de aprendizaje tiene su origen hace casi 50 años cuando la compositora y pianista chilena Estela Cabezas siente la necesidad de crear una metodología para la enseñanza musical que fuera capaz de interesar a los niños entre los 5 y 8 años, algo que era muy difícil de transmitir, y así fue que investigando los métodos que existían y observando las necesidades de los niños creó gradualmente esta metodología y que hoy se lleva a cabo en distintos colegios y centros de educación.
El sistema entiende la música como un lenguaje de comunicación, donde se precisa de una enseñanza metódica, graduada, motivadora que despierte en los niños el interés y gusto por su práctica junto con la comprensión gradual de los conceptos, elementos y símbolos que la representan.
Su creadora intuyó algo que la neurociencia confirma: el estudio sistemático de la música es un valioso aporte en el desarrollo del cerebro y de la inteligencia, especialmente en los primeros años de vida. Quizás, por eso también a este método ha tenido una gran acogida en escuelas de Alemania y Estados Unidos.
Los niños en la edad pre-básica y básica en su primer ciclo, tienen un sentido muy concreto, y la música es justamente todo lo contrario, es un lenguaje bastante abstracto. Junto con eso, los niños tienen que adquirir habilidades necesarias para hacer una práctica musical seria, con disciplina, atención, motivación, y un montón de otras cosas que se deben trabajar en un niño que está en desarrollo. El material que hay para trabajar con el método Música en Colores, es super práctico, el niño ve en forma concreta y puede tocar, observar y manipular las notas musicales, que son ocupadas de acuerdo a diferentes colores. La duración de los sonidos también está pensada en una disposición que tiene que ver con la figura geométrica del cuadrado, que se va alargando o achicando según la duración de la nota musical. Además de esto, se puede aplicar en este método un lenguaje muy emocional, muy motivador para los niños. Es bastante amistoso y eso hace que ellos sientan una simpatía y un refuerzo positivo y además inmediato, porque están haciendo el ejercicio en la teoría, y luego lo llevan a la práctica inmediatamente, eso es muy importante.
Como se señala, el método asigna un color distinto a cada nota, partiendo de los colores primarios para las notas del acorde fundamental: el azul es Do, el amarillo Mi y el rojo es Sol. Si se combina el azul con el amarillo se produce el verde que es el Re, el amarillo con el rojo produce el naranja que es el Fa y el rojo con el azul da el lila es que es la nota La.
Los valores están representados por figuras cuadradas y rectangulares que proporcionan una correcta y simplificada grafía del sonido que permite al niño aprender con los ojos, el oído y el tacto.
Como se ve, este método audiovisual es lúdico, los niños aprenden jugando al utilizar fichas y cubos de madera o plástico con los que componen en los tableros sus propias creaciones y así aplican con naturalidad la variada duración y altura de los tonos, gracias a la equivalencia de ciertos colores.
Vale la pena utilizar este sistema musical en clases, ya que además de acercar el mundo de la música a los niños pequeños, desarrolla la motricidad, la concentración y lo afectivo. Es un método activo y lúdico donde el niño participa del aprendizaje.
El metalófono con colores donde los niños identifican rápidamente la nota musical con su color correspondiente, nunca se olvida.
¿Qué te pareció el artículo?